domingo, diciembre 18, 2011

Yorkshire Pudding



Cuando se divulgó el uso de la harina de trigo para hacer tartas y pasteles, llamados todos indistintamente pudding en inglés, unos cocineros del norte de Inglaterra ingeniaron una manera de aprovechar los jugos y la grasa que goteaban de las piezas de carne que se asaban, colocando debajo una masa en un molde y absorbía todo este sabor delicioso.

Se cree que esta receta existía desde hacía siglos cuando en 1737, una primera receta aparece bajo el nombre de dripping pudding en la obra The Whole Duty of a Woman. En 1747, una receta parecida aparece en la obra de Hannah Glasse The Art of Cookery Made Plain and Easy, esta vez denominada Yorkshire pudding.

La leyenda dice que hace mucho tiempo apareció una bella joven en una pequeña aldea de esta región y fue llamando de casa en casa pidiendo comida y alojamiento. Nadie quiso alojarla excepto una pobre vieja que no tenía ni para comer ella misma. No obstante, la recibió y se ofreció a compartir con la joven y misteriosa mujer unas insípidas tortas que estaba cocinando con harina y agua. La joven le dijo a su anfitriona que como muestra de su gratitud, terminaría de cocinar para ella, con la única condición de que le diera dos huevos y un poco de leche, y que esperara durante media hora fuera de la casa mientras cocinaba.

La vieja así lo hizo y al volver encontró que la joven había desaparecido. En su lugar, había dejado unos maravillosos y dorados puddings cuyo sabor era exquisito. Al lado del plato, una nota decía; “Soy Louise, tu ángel guardián. Dios me ha enviado a probar a todos en este pueblo y por tu generosidad y amabilidad te he dejado estos simples puddings y la receta para cocinarlos. Haz con ello lo que quieras y ten una larga y próspera vida. Dios te bendiga”. La vieja mujer comenzó a llorar de la emoción. Al día siguiente, preparó más puddings y fue a venderlos al mercado local. Resultaron un éxito tan rotundo que prosperó y vivió cómodamente por el esto de sus días.

En la actualidad el Yorkshire pudding tiene una asimilación dentro la cultura inglesa difícil de imaginar. Se suele preparar como parte del Sunday Roast, plato de domingo que consiste en carne de vaca y papas asadas, verdura y el Yorkshire pudding como guarnición, aderezado congravy, una salsa densa y marrón preparada con el jugo de la carne de vaca asada.

La tradición por este alimento ha llegado a lugares tan lejanos como EEUU o Australia. En 2008 la Royal Society of Chemist (Real Sociedad de Química) publicó la receta oficial, las normas por a las que tiene que responder el verdadero Yorkshire pudding. Un año antes, algunos colectivos comenzaron a solicitar que el famoso pudding adquiera la categoría de protección de la que disfrutan otros tesoros gastronómicos como el champán francés o el queso feta griego.

Aquí les comparto la receta oficial del Royal Society of Chemist, espero que se animen y la hagan es muy simple.

Ingredientes

170 gr de Harina Tamizada
½ Litro de líquido (3/4 leche, ¼ agua)
¼ Cucharadita de sal
2 Huevos grandes (ojala de campo
½ Taza de Aceite vegetal o medio pan de mantequilla

Preparación

En un bol para mezclar harina y la sal. Separar las claras de las yemas, y echar las yemas a la harina y mezclar bien, evitando que se formen grumos. Mezclar el agua y la leche y verter la mitad en el bol con la mezcla de harina y yemas, batiendo hasta que la mezcla resulte espumosa. Añadir el resto de la mezcla de leche y agua.
Dejar reposar el batido por una o dos horas.

Precalentar el horno a 200°C, y deje los moldes con una cucharadita de aceite o mantequilla.

Batir las claras hasta que formen puntas e incorporarlas al batido con cuidado.
Con un cucharón rellenar el hueco de cada bollo. Poner el molde en el horno por 25-30 minutos, hasta que los puddings hayan crecido y hayan adquirido un color bien dorado. En realidad, el horno debería ya estar bien caliente mientras se asa el rosbif, si la carne no está lista todavía, colocarla en la rejilla inferior del horno y hornear los puddings en la rejilla superior.

La receta tiene dos secretos: el batido tiene que ser muy liviano y la fuente de horno que se utilice debe estar bien engrasada y caliente. La forma es por lo general rectangular (que es cortada en rebanadas antes de servir), pero puede optarse por moldes individuales, pequeños y redondos (utilizando una fuente para hornear muffins, o quequitos).

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